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jueves, 1 de enero de 2015

Problemas en las plantas: el amarilleo

Una o varias hojas adquieren bruscamente una coloración amarilla bastante viva. Acaban por desprenderse de la planta.
 Las causas: cuando se trata de las hojas situadas en la base de los tallos de las plantas leñosas, el amarilleo es un fenómeno natural.

La lignificación (formación de madera) produce el desarrollo de tejidos muertos suberosos (corteza), que ya no pueden mantener las hojas insertadas directamente en estas partes de la planta.

Es lo que se observa, por ejemplo, en los árboles de caucho (ficus) que, al formar un tronco, se despueblan por la parte inferior.

El amarilleo y la caída invernal del follaje son normales si la cantidad de hojas caídas resulta inferior al tercio de su número total.

En cambio, cualquier amarilleo más consecuente o localizado sobre hojas jóvenes en el extremo del ramaje debe considerarse una señal de alarma.

La planta reacciona a un problema. Se siente mal y lo manifiesta a su manera, sobre todo cuando se trata de errores en el riego, de una mala fertilización o de problemas de sequedad en el aire.

 Los remedios: en invierno, reduzca la temperatura ambiente y la frecuencia de los riegos. Aumente la higrometría mediante pulverizaciones. Esos órganos no son eternos y resulta normal que la planta los pierda de cuando en cuando.

Puesto que algunas especies de plantas de interior son caducas (por lo general las plantas de bulbo o de rizoma, como los Caladium, Hippeastrum, Sinningia), el amarilleo y la caída de hojas son un fenómeno normal.

Lo mismo sucede con las brómelias, cuya planta madre muere naturalmente algunos meses después de haber florecido, puesto que ya ha completado su ciclo vital.

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